Con un título parecido al nuestro, Georges Sorel da nombre a sus famosas y controvertidas disertaciones en torno al problema de la violencia, en una Europa sometida a las convulsiones sociales fruto de las luchas políticas que tenían lugar desde por lo menos la segunda mitad del siglo XIX, y ante los presagios que no hacían más que anunciar no sólo la época revolucionaria que llegaría a su cenit con la Revolución de Octubre en Rusia (1917), sino sobre todo la gran devastación continental que significaría la I Guerra Mundial (1914-1918) y su aún más catastrófico corolario, es decir, la II Guerra (1939-1945) que Sorel, muerto en 1922, ya no alcanzaría a ver ni pensar.